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lunes, 14 de marzo de 2011

Dúo Cobra




La bossa de Tom Zé, el folk de Jim O’Rourke, el rock de Zappa, el pop de Vainica Doble o la forma de entender la electrónica de Aphex Twin o Autechre… Todo ello se funde en un proyecto inclasificable, autosuficiente. Electroacústica experimental, folclore generacional… Pequeñas guitarras, apuntes de percusión, sintetizadores, pianos, juguetes, voces, ordenadores, más sintetizadores, furbys mutantes y mucho más y mucho menos en el debut de Dúo Cobra, Déjate morder
Toda la apariencia externa lleva a engaños. Desde su nombre, tan de vodevil, tan de ring de Lucha Libre Mexicana, tan de película barata de artes marciales, hasta la apariencia, entre crooneresca, esperpéntica, elegante y fiestera de sus dos miembros, Javi Álvarez (hombre metido en mil historias, colaborador de Roldán, mitad musical de Fluzo) y Álvaro Barriuso, pasando por el título de su primer álbum largo: “Déjate Morder”, con ese rollo lascivo de pacotilla tan de bar de carretera.
Semejante universo haría pensar, en primer lugar, que a estos tíos lo que les pone es el rock’n’ roll de tugurio y patillas, y que se dedican a hacer maldades distorsionadas a cambio de cerveza y maltratar los oídos del personal. Y aunque parte de razón no faltaría en estas suposiciones, la verdad verdadera es que la música de Dúo Cobra es de una dulzura que estremece, que lo que a estos chavales les mola es crear paisajes sonoros de inspiración electroacústica, cachondearse vía 8 bits y cacharritos, escribir letras de folk arrastrado en las que se dibujan sueños, desamores y desidias entre el surrealismo y la derrota y en definitiva, hacer música bonita. Las camisas hawaianas y el tupé cobran de pronto otra dimensión.
Riquísimo en recursos expresivos (colchones dronísticos, grabaciones caseras editadas de formas muy poco convencionales, contrabajos, guitarras acústicas, batería, celestas, melotrones, contrabajos y vaya usted a saber cuantos cacharros más)
El paseo que propone “Déjate Morder” es breve, agridulce, tragicómico, lleno de momentos brillantes. Un disco en voz baja, de patio de vecinos alucinado, de mundo tronado a media luz, hermético, desbordado de la felicidad desmedida del lunático, que los sitúa desde ya en un lugar aparte dentro de nuestro panorama independiente, facción rabiosa y convencida. Bienvenidos sean. El tema es de su único lp del 2010.

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